viernes, 16 de abril de 2010

ENTRE LA SANGRE Y EL AMOR

Por: Adriana Bejarano

”La niña creció, quince años cumplió, en honor a su cumpleaños una fiesta celebró”…Y todo empezó allí, en Villavicencio, la ciudad de la música y el zapateo.

En algún punto de esa pequeña y acogedora ciudad se encontraba un gran hombre, que por medio de poemas interpretaba su música, con sus palabras transmitía el amor y el sentimiento que le ponía a cada una de sus notas y que en una corta canción narraría la historia de un ejemplo de amor que quiso crecer y murió en el intento.

El es Darío Benítez, quien sentado al lado de Luis Silva, el gran compositor de música, cuenta su trágica historia de amor. Se encuentran los dos en un espacio oscuro, un lugar poco agradable y que al entrar en él, no se sabe si se va encontrar el camino de regreso.

Aquella princesa, quien al parecer lo tenía todo en la vida, hija del respetado doctor Miguel Aguirre, quien cumplía todos sus caprichos y que sin saber seria el culpable de la peor tragedia de su vida. Era Nadia Aguirre, una niña, que en pocos minutos se convertiría en una hermosa mujer porque cumpliría sus quince años, aquella dulce cumpleañera un mes de marzo en el parque del pueblo, rodeada de gente de la alta sociedad y de un grupo de música criolla, contratado por su padre, dirigió su tierna mirada hacia mí y sus pequeños ojos azules quedaron penetrados junto con los míos, yo, un pobre campesino de la baja sociedad con un par de versos empecé a improvisar, “que lindo rostro tiene usted señorita, esa mirada deslumbra, sorprende e incita a besar su boca, linda cumpleañera, que Dios la bendiga”.

Ella mira a su padre, sin querer emite un leve sonido con su risa nerviosa, voltea su cara, me mira y en un cruce de palabras, nos dimos cuenta que entre los dos había nacido una magia que llaman “amor”.

Los días pasaron, el amor creció y aquella noche a escondidas de su padre, en las lejanas montañas, bajo la oscuridad de la noche y la luz de la luna, en cuerpo y alma nos entregamos ella y yo, con el pequeño sonido que se escuchaba cuando el pasto rosaba nuestros cuerpos y entre pequeños murmullos que salían de nuestras bocas, nacieron las promesas del amor y juramos amarnos hasta la muerte, con la bendición de Dios.

Algo inesperado paso, el tiempo cambio y el cuerpo de mi amada no era el mismo que aquella noche en medio de la naturaleza vi por primera vez, su vientre creció y allí se encontraba la gran prueba del amor, su padre la vio, y sin dudarlo le pregunto: ¿quién te embarazo?...Mi linda quinceañera no aguanto el nudo en su garganta, soltó el llanto, y entre lagrimas le dijo: “el hombre que amo, aquel cantante del folclor”…Su padre, al escuchar esas palabras empezó a dar vueltas por el cuarto, estaba enojado y angustiado, porque le preocupaba lo que iban a decir las personas de la alta sociedad, “su hija no estaba casada y ya iba a ser madre”, él se sentía traicionado, herido y con gran valor le dijo: yo no permitiré que traigas sangre roja a este mundo.

Empezaba a amanecer cuando aquel desalmado padre irrumpió el sueño de la quinceañera, sin preguntarle lo que ella quería, la obligo a practicarse el aborto y en el intento mi linda niña murió...Pero aquí no termino todo, porque ese prestigioso doctor busco las forma de culparme de la muerte de Nadia y del ser que llevaba en su vientre, no habían pruebas contra mí, pero Aguirre con su dinero se encargó de conseguir pruebas falsas, compro testigos y así fue como me condeno en la cárcel del dolor, donde pago por sus errores ya que no pudo entender que su hija era diferente a él y que las posiciones sociales no importan en este camino de ilusiones, sueños y esperanzas, llamado “amor”.

Hoy, aquí sentado frente a Luis Silva, quien se arriesgo a escucharme y a entrar por un momento a este olvidado mundo, donde los inocentes pagan por amar a una mujer y el tener sangre roja es un crimen…termina mi historia de amor, de la cual nace una triste canción llamada “Romance de Quinceañera”.
ENTRE EL FUEGO DE LAS VENAS

Por. Adriana Bejarano

A la estación de bomberos de chapinero B1de Bogotá es el lugar donde Yadira Piamonte llega cada 24 horas, a las 8 de la mañana, una mujer de aproximadamente 30 años, madre y bombera desde hace seis años, quien se siente muy feliz por el trabajo que realiza, según ella porque su gran satisfacción es colaborar con el bienestar de la comunidad.

La vida de esta mujer no ha sido como la de una persona normal, ya que con mucho esfuerzo y sacrificios a tenido que sacar sola a sus hijas adelante, Laura y Sofía, de 18 y 11años de edad, unas personitas encantadoras, juiciosas y responsables, quienes están completamente orgullosas de su madre y que gracias a ellas es que Yadira después de jornadas agotadoras de trabajo, saca fuerzas para seguir luchando y para poder brindarle lo mejor a estas niñas, la razón de su vida.

Esta noble mujer, inicio su vida trabajando como secretaria en la constructora de su cuñado, pero el sueño de toda su vida había sido ser “bombero” y “en sueño se iba a quedar”, decía ella, varias veces intento entrar a las instituciones, pero siempre la rechazaban, aun así no perdía las esperanzas.

Una mañana, mientras aquella mujer dormía, timbró su teléfono, recibió una llamada de su mejor amigo, quien le aviso sobre una convocatoria que habría ese día para hacer parte del grupo de bomberos de Bogotá, el corazón de Yadira saltaba de emoción y en el fondo sentía que esa era su última oportunidad para demostrar su grandes capacidades y lo mucho que le gustaba ayudar a las personas. Participó en el “curso concurso”, nombre dado al proceso de capacitación de un bombero y después de un largo año de pruebas, exámenes y cursos, el sueño de aquella guerrera se hizo realidad.

Había llegado la hora; era su primer día de trabajo y estaba muy entusiasmada, pero lo que esta valiente mujer no sabía, era que este día la iba a dejar marcada para siempre; llego a su trabajo, conoció sus compañeros, las instalaciones de su nuevo “segundo hogar”, cuando todo parecía estar en calma, sonó la alarma de emergencia, si, era un llamado de alerta; los bomberos se pusieron su gran uniforme que pesaba más o menos 26 kilos, salieron de la estación y llegaron a una pequeña residencia ubicada en la calle 22 con 13, estaba prácticamente carcomida por las llamas, era un lugar pequeño, tenía alrededor de 22 habitaciones en las cuales vivía muchísima gente, recicladores, carreteros, en fin, gente de muy malas condiciones económicas.

La gente gritaba, lloraba, corría, cuando de un momento a otro se oyeron los susurros de una mujer que tirada en el suelo decía: ¡ayúdenme, ayúdenme a encontrar a mis pequeños hijos! Y aquí empezaron a padecer, entraron, buscaron en todas partes y nada, no encontraban a los niños porque todo era un laberinto total, era muy oscuro, lo poco que se veía era por el ardiente fuego que desprendían las llamas; después de media hora de una búsqueda exhaustiva y desesperante, por fin los encontraron, estaban metidos debajo de una cama, pero Yadira al mirar a los niños noto que el niño estaba muerto, su hermana, una niña de tan solo 4 años de edad, lloraba sobre su pecho, ella levanto la cabeza, miró a la bombera y un gran escalofrió paso por el cuerpo de Yadira, la niña había perdido un ojito...

Ese día quedo marcado en la vida de la bombera para siempre, fue un trauma total tener que ver a dos niños que apenas estaban iniciando la vida, en condiciones tan deprimentes y en el fondo de su corazón se sentía culpable porque decía que si todo el equipo hubiera actuado de una forma más rápida, tal vez hubieran salvado la vida del pequeño y hubieran evitado el sufrimiento de la niña.

No fue el único y el ultimo día triste que ella había pasado, pero si el peor, a pesar de ver tanto dolor, muertes, sangre y sufrimiento, sigue allí en esta estación, donde todos los días los bomberos están atentos a un llamado de emergencia.

Arriesgarse a ser bombero es un reto, porque lo que estas grandes personas hacen, lo hacen porque aman su profesión, aman lo que hacen por sobre todas las cosas y tienen presente que saben que llegan a trabajar, pero no tienen la certeza que volverán a su casa, ya que quizás en algún momento deban dar su vida por salvar la de alguien, todo lo hacen de corazón, por entrega y amor hacia la comunidad.

martes, 13 de abril de 2010

13 - 04 - 10

DEL CARRETEO AL RAPEO Y DEL RAPEO AL CARRETEO

Por: Adriana Bejarano

En medio de esta gran ciudad se encuentra un hombre, él es Guillermo Buitrago, “el churrito del barrio”, como le dicen las mujeres de la “colombianita”, el lugar donde viven, este es uno de los tantos zorreros que hay en la capital de Bogotá, aunque prefiere que le digan “carretero”, es un hombre de piel trigueña, con aproximadamente 28 años de edad, 1,75 de estatura, cejas poco pobladas y unos grandes y rosados labios que rodean su boca con la cual expresa su sonrisa, que a pesar de lo dura que ha sido su vida, sigue luchando por mantener su hogar; es padre de 5 hijos y esposo de una humilde señora llamada Janeth.

Este hombre que interrumpe su sueño para levantarse a las cuatro de la mañana, en medio del frio que adormece sus huesos y cuando la inconsciente sociedad aun duerme, inicia su día de labores que termina más o menos después de 16 o 18 horas de trabajo extenuante, sale de su casa y con gran orgullo transita por las calles de Bogotá con sus acompañantes especiales, un coche y su lindo caballo bautizados como “La Trochera” y el “Faraón”, según él porque nunca lo han dejado votado ni en la calle mas destapada.

Este carretero, debe pasar por situaciones difíciles, como la de los automóviles que no le dan paso a su vehículo, a aguantarse insultos por parte de los transeúntes, porque si o porque no y a su alrededor solo se ven casas de cartón, de madera, de lata, tejas de zinc, perros callejeros como mascotas, mujeres embarazadas y muchos niños por los cuales el se pregunta ¿cuál será su futuro?...

El trabajo de este original, sencillo y divertido personaje, consiste en buscar entre la basura, alguna botella, papel o algo parecido, con el fin de reciclar, vender y obtener dinero para darle de comer a su familia y a su caballo, que desde luego, es la herramienta más útil para el trabajo de un zorrero. Pero esto no es todo, Guillermo, además de ser el precursor del reciclaje en la zona, el líder de la junta de acción comunal del Barrio; la cual tiene como objetivo velar por el trabajo de los zorreros, también tiene otras aficiones como rapear, dice que es un don que le ayuda a apartarse un poco de la intolerancia y agresividad de la “civilización”, que según él, estas personas viven en un mundo de fantasías y por poseer un estilo de vida diferente al de ellos, los apartan de la sociedad como si fueran lo peor, a tal punto que llegan a tildarlos como “escoria”.

De esta manera es como la sociedad que es indiferente a las costumbres de los recicladores y zorreros, muere en el intento por tratar de construir cultura, ya que se olvidan de las personas que realmente necesitan ser escuchadas, ya sea para contar sus anécdotas de felicidad o infelicidad o la carga que llevan día a día, que gracias a sus sacrificios han salido adelante pero que aun no entienden porque el hecho de vivir en un espacio de la ciudad que pocos visitan, en medio de grandes moles de cemento, los convierte en “habitantes de otro planeta”.

La “colombianita”, un lugar que se encuentra en el corazón de la ciudad, exactamente detrás de Carrefour de Paloquemao, en la carrera 30 con calle 19, un espacio donde se ve que importa más el capitalismo que la dignidad humana y que se parece más a un callejón sin salida, donde hay pocas oportunidades para escapar, es el sitio donde están las verdaderas personas, allí viven los recicladores, zorreros, donde conviven caballos, niños descalzos, habitantes de la calle y muchas personas que con el propósito de conseguir un mejor “bienestar”, sobreviven con la única fuente de ayuda que tienen que es el “reciclaje”.

Este paraje solitario y abandonado, es un territorio independiente en medio de una ciudad, es un pequeño país dentro de otro país, con sus propias normas, pero que como en todos los países las personas que lo habitan, buscan que sus opiniones sean tomadas en cuenta para poder tener un poco de tranquilidad.

En esta pequeña parte de ciudad es muy poco el espacio que hay, ya que las tablas, tejas, cuerdas, trapos, ropa vieja, botellas plásticas, paraguas oxidados y todo lo que las personas han usado para construir y sostener sus ranchitos, invade completamente las calles. Las “casas” son muy pequeñas, sus “paredes” están rayadas con dibujos, frases, carteles y están cimentadas en medio de un separador en la avenida 19, un lugar donde pareciera que el dolor y la necesidad fuera el único ambiente que los rodea.

Pero todo no es tan malo como la gente del común piensa, porque dentro del hogar de Guillermo, hay agua, luz y no sería raro encontrar algún electrodoméstico, como tampoco sería sorprendente que mamá, papá e hijos se bañen todos los días en una ducha con calentador, ya que todas las familias que viven en la “colombianita”, al igual que las personas de afuera tienen sueños, que aunque se les presentan más obstáculos para hacerlos realidad, buscan la manera de lograrlo.

Lo más importante y lo que también podría ser un motivo de preocupación seria que no existiera amor, pero en esa pequeña morada donde todas las noches llega Guillermo, para compartir con su esposa y sus pequeños hijos, las experiencias vividas durante el día y con los que por medio de risas, abrazos, cantos y hasta bailes expresan su cariño, lo que tal vez en los suburbios de la sociedad no exista. Este pequeño hogar es una muestra de amor verdadero, que a pesar de que no tienen lujos y que su vida no ha sido fácil, con solo una sonrisa demuestran que una familia unida puede sobrepasar cualquier obstáculo, así les cueste más trabajo y tengan que hacer más sacrificios que otros.

El olvidado mundo de los zorreros, es un espacio habitado por personas que a gritos piden ser tomadas en cuenta y ser escuchadas, es una oposición social entre la miseria y el favoritismo, un sitio aparte de las clases sociales en donde no se encuentra la diferencia entre tener hambre, estar enfermo, sentir frio o saber que cual es la necesidad de su cuerpo, de su vida o de su familia.









martes, 6 de abril de 2010

La fecha esperada
Uno de los dias mas importantes de mi vida
Con todos los juguetes hay que celebrar el cumpleaños de Helen

Por: Adriana Bejarano

Cae la noche del 27 de marzo, me acuesto esperando con ansias la mañana siguiente, es un día muy importante para mí y debo hacer que sea muy especial para aquella bebé que se encuentra a mi lado aún dormida, bajo sus cobijas térmicas y con su pijamita de ositos. Es un ángel, mi adoración, mi vida, la estrellita que nació un viernes 28 de marzo a las 2 y 40 de la mañana.

Abro mis ojos, me siento un poco cansada, miro a mi princesa con gran asombro y pienso qué grande está, cómo está de hermosa, ¡hay dios! cómo pasa el tiempo, recuerdo cuando apenas empezaba a gatear y cuando empezó a pronunciar su primeras palabras, cuando me dijo: má…Bueno es hora de levantarme, el día es largo y hay mucho que hacer...Bombas, festones, sorpresas, y una gran piñata rodean la sala de mi casa, todo toma un ambiente muy acogedor, de niños, de fiesta, de alegría, y de pronto alguien llora; sí, es Helen mi hija. Se ha levantado y corre a mis brazos, y yo con gran alegría y con un vacío profundo que invade mi corazón, le digo: Feliz Cumpleaños hijita. Te amo...ella sonríe, me abraza y una pequeña y delicada lágrima cae sobre mi mejilla, es la emoción de esta fecha tan especial, la alegría de tenerla a mi lado y poder celebrarle su cumpleaños numero dos como se lo merece…

Llega la tarde y la casa se empieza a llenar de niños, señoras, señores y bebés. Son todos los invitados a la gran fiesta, con gran ánimo le cantamos el Happy Birthday, y esta niña, el motivo de la gran fiesta, con su pequeña y linda boquita apaga la vela. Todos aplauden, se escuchan risas, música y voces que dicen: "Helen Feliz Cumpleaños". La miro, me acerco a ella, la tomo de la mano y le doy un gran abrazo; siento que ella, al igual que yo, es feliz, lo veo en sus ojos, en su linda carita que sonríe y en sus mejillitas a las cuales se le hacen unos pequeños huequitos, que hacen que se vea más hermosa que nunca.

Muchos regalos y un poco de desorden quedó después de la gran celebración, pero lo mejor de todo es que aquella bebé fue la princesa de la fiesta, sonrió, jugó, cantó, aplaudió y logré que la pasara muy feliz…Este día termina y me acuesto con gran satisfacción, y a Dios le doy gracias por habérmela regalado y por haberme dado la oportunidad d tenerla conmigo un año más de vida…

lunes, 5 de abril de 2010

Saludo de bienevenida

Ola!!!
Como estan??...
Bueno pues les quiero dar la bienvenida a mi blog..si, su nombre es ¡el ojo de la expresion! y espero que sea de su agrado todas y cada una de las publicaciones que hare...

Este va ser un sitio divertido para todos nosotros, ya que podremos dar a conocer muchos de nuestros talentos...

Bueno empezemos a ver como nos va!!..

Chao.

viernes, 26 de marzo de 2010

La mañana del 23 de marzo

La Cronica Me Llama

Después de un fin de semana agotador empiezo mi día. Amanece, es un día frío y me siento un poco cansada, pero debo arreglarme e ir a la universidad, ya que tengo varios trabajos pendientes por entregar y varios asuntos por resolver.

El transporte hoy es rápido, llegué a tiempo a clase de Taller de Medios Impresos y Electrónicos. Tuve la oportunidad de aprender a manejar un nuevo programa: “slide”. Fue muy divertido pero a la vez un poco estresante, porque cada vez que mi compañera Dahianna y yo lo queríamos guardar, lo que habíamos hecho, el computador se quedaba paralizado. jajajaja…nos reímos mucho. Bueno, acaba la clase. Es otro ambiente, un poco tenso, porque faltaban pocos minutos para la próxima clase y teníamos que entregar un periódico y nos faltaba imprimirlo. Después de tanto esperar, por fin lo teníamos en nuestras manos, sí, era el periódico para la clase de Redacción para Prensa y Medios Electrónicos. Corrimos a clase porque ya era tarde y aquí me encuentro, en el salón de clase, un poco frio pero a la vez acogedor porque estoy cerca de las personas que cada día que paso en la u, me hacen reír y pasar momentos muy agradables; y yo, frente a un computador tratando de redactar una crónica, que espero les guste.